Parece que la pobreza ya no es lo que era, lo que antes se veía como un problema ahora se ve como algo moderno. El motivo de realizar esta reflexión no es otro sino la preocupación que me provoca ver cómo cada vez tratamos de infantilizar más a la sociedad.
¿Está instaurándose en nuestro ADN una tendencia innata a la cobardía? ¿Miedo a no afrontar los problemas como lo que son? Con eso de “educar en positivo” parece que lo que estamos creando es una sociedad de personas-burbuja que serán incapaces de enfrentarse a situaciones complicadas con ahínco y destreza.
Pero me niego a creer que vamos a doblegarnos de verdad, los problemas se afrontan de frente, no sin dolor, pero no poniéndonos la tirita antes de que salga la herida o diciendo que nos tapamos los ojos para no ver la realidad. O lo que está de moda: cambiamos el nombre a las cosas para sonar modernos.
Si siempre digo que no soy moderna hoy me reafirmo y confirmo que tampoco pretendo serlo. Qué locura, casi me da algo escribiendo este artículo…
¿Te suenan conceptos como “nesting”, “coliving”, “treinteenager”, “friganismo” o “sundrying”? Tranquilo, yo he tenido que buscar bastante información para alcanzar a entenderlos (y ni con eso).
Te hago un spoiler antes de explicarte (o intentarlo al menos) qué significa cada uno: no nos atrevemos a hablar claro del dinero ni de los problemas económicos. El porqué ya dejo que cada uno lo interprete a su aire, pero vamos a ver algunos titulares que incorporan estos “nuevos” conceptos.
Antes de empezar, como siempre te digo, ponte las gafas de la crítica en perspectiva neutral, que el objetivo aquí es siempre cuestionar lo que sucede a nuestro alrededor sin tintes políticos, literales ni medioambientales de ningún tipo, solo ver cómo la economía está más presente de lo que nos imaginamos.
NESTING
Literalmente se trata de “disfrutar de la tranquilidad y no hacer nada”, por eso de que ya estamos bastante saturados entre el trabajo, las responsabilidades, el tiempo libre,… Espera, ¿de la cama al sofá y del sofá al trabajo y poco más?
Hombre, hay que buscar paliar el ritmo frenético y el estrés que podemos sufrir en el día a día, pero quizás eso de “#Mequedoencasa” ya lo vivimos por obligación y vimos más de una consecuencia no precisamente ideal por ello…
¿Dónde queda lo de viajar, conocer, hacer planes, etc.? Ojo, hacer planes solo o en compañía, ya que el refrán de “mejor solo que mal acompañado” es uno de los que mejor trabaja.
Bueno, claro, eso cuesta dinero, y quedarse en casa no… Hombre, luz, aire acondicionado, internet… Perdón, vuelvo a no ser moderna. Todo eso tampoco es tanto si recurres al siguiente término:
COLIVING
Comprarse una casa o tener un alquiler hasta que decidas dónde instalarte está sobrevalorado. Con lo bonito que es compartir piso con desconocidos… Cuando te vas del pueblo a la Universidad es lo mejor de todo, no cabe duda.
El coliving va un poco más allá que una simple residencia o piso de estudiantes, porque la gracia es que convive gente en edad más adulta y que ya trabaja, así que sería una especie de edificio con habitaciones para cada individuo y con todas las zonas comunes a compartir (salón, cocina, área de trabajo,…).
Porque claro, el problema no es que tengamos un paro elevado, ni la relación preparación-puesto de trabajo, ni tampoco las facilidades de contratación, ni mucho menos el compromiso del trabajador en la empresa, ni la productividad, ni… Bah, paparruchas.
Lo importante es ser social, así lo del “nesting” mola más, porque nunca estás solo en casa (en el baño sí, porque cada habitación tiene uno individual, detallazo).
TREINTEENAGER
¿Cuántas veces has oído eso de “los 30 son los nuevos 20”? Y la coletilla final de “y mucho mejores que los 20”.
¿“Los nuevos 20”? ¿En espíritu, cuerpo y alma? Si es por eso me parece maravilloso, pero si es porque el síndrome de Peter Pan nos invade igual no tanto…
Porque puedes no querer tener hijos a esa edad, o querer salir de fiesta más que tu primo de 22, pero lo que no puedes es ser un adolescente treintañero. Nómina como cuando empezaste a hacer fotocopias en tu primer trabajo pero con tu tía diciéndote que se te pasa el arroz en cada cena de Navidad porque no le llevas un re-sobrinito (o cómo sea el nombre en el árbol genealógico).
A ver tía, una cosa es no llevártelo porque no quiero (motivos cada uno los suyos) y otra porque no puedo – no soy capaz de mantenerme yo, cómo para mantener a un niño… Salvedad: que te mantengan a ti (esta liga solo la juegan los que saben de verdad, no entra cualquiera).
Y entre el «no quiero aunque puedo», el «quiero aunque no puedo», está el peor: el «quiero y creo que puedo, así que pa’lante«.
Treinteenager, esa “nueva” especie de generación que sufre trabas para madurar, por culpa del sistema, de la vida,… Pero nunca de ellos mismos.
FRIGANISMO
No es lo mismo practicar o hacer algo por convicción que por necesidad, por eso quiero diferenciar muy bien a los primeros de los segundos, son estos últimos sobre los que reflexiono, en creencias o fe nunca me meteré.
Este concepto, en la teoría, se queja del sistema capitalista y el derroche que existe con los alimentos. Por eso, una nueva moda son los “friganos”, que básicamente es gente que coge la comida de los contenedores de la basura para alimentarse.
Según un artículo de El País (https://elpais.com/elpais/2016/03/23/tentaciones/1458743983_806662.html) se trata de “hipsters mileruristas”. El hecho de frivolizar de esa forma con gente con verdaderas dificultades económicas no puede traer nada bueno… ¿Demasiado tiempo libre?
SUNDRYING
Por último, una que me recuerda mucho al descubrimiento de ciertas personas del uso del jabón de manos durante la pandemia: “sundrying”. O sea, tender la ropa al sol de toda la vida.
Claro, con tanta oda a lo ecofriendly, lo natural, la tontería (que ya no estoy tan segura de si la dan gratis)… Hemos descubierto que tender la ropa al sol seca las prendas sin necesidad de usar secadora.
Inserte meme aquí de “Poco nos pasa”.
Copio un tuit que me pareció demasiado bueno citado en El Economista para ilustrar más sobre este asunto:
“Cuando hagas #SunDrying para secar tu ropa, tienes que preocuparte del #CloudRain porque se te puede #WaterWet la ropa, entonces tenéis que gritar #THECLOTHES #THECLOTHES!!! Al ver las primeras gotas y hacer #SpeedRun a buscarla al patio antes que se moje!”
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Creo que cuando nos decían en la escuela que debíamos aprender inglés no era precisamente para esto… En cualquier caso, aunque puede resultar en cierto modo hasta un poco divertido, lo realmente preocupante es el trasfondo que tiene este tipo de “novedades”.
La cultura de la pobreza se está extendiendo a pasos agigantados, lo que puede parecer gracioso no lo es y desde luego, mucho menos lo era antes. Hay gente que realmente está pasando graves dificultades económicas, y hay otros que están buscando inventar términos que suenen “cool” con el objetivo de vete tú a saber qué.
Consciente de que se trata de un artículo que podrá generar polémica entre los lectores, solo espero que esa misma polémica se utilice para cuestionar la forma en la que nos plantean la realidad, cómo estamos afrontando los problemas actuales y qué tipos de cortinas de humo se utilizan para tapar situaciones realmente importantes en la actualidad.
Mi abuela Flor siempre me decía aquello de: “Elvira, poco hay que preguntar a quien lleva ropa de verano en Navidad”. Hay que ver, abuela, qué poco moderna…
