“Voy a crear polémica, voy a encender a Elvira”– así empezaba la última clase de CrossFit a la que fui. 9 de la mañana, yogur y donuts son los que te dan fuerza para calzarte e irte a machacarte para empezar bien el día. Pero ese día iba a ser diferente. El entrenador escondía algo detrás, para mi sorpresa: un libro, al menos lo consideré como tal porque estaba encuadernado, editado, con portada y escrito.
Aunque llevo apenas 6 meses haciendo este deporte, ya he podido comprobar lo majos que son los entrenadores, que a las 9 de la mañana tienen las mismas ganas de que no sufras entrenando como de que el ambiente esté calmado y tranquilo 😜. Spoiler: y a las 14.00h, a las 17.00h,… Son casi tan simpáticos como fuertes, así que imagínate.
Menos mal que ese día no había un WOD por parejas (traducción: entrenamiento por parejas, que esta gente habla raro), porque, desde luego, tenía claro con quien no iba a ir (aparte de lo evidente, porque yo no estoy tan fuerte como para seguirle el ritmo, por lo que había hecho): el señor que había traído el libro de Josef Ajram al box.
Mi cara fue de sorpresa total, y no por saber la cantidad de repeticiones de peso muerto que teníamos ese día, sino porque ¡alguien estaba recomendando ese libro a otro alguien! ¡R e c o m e n d a n d o!
Dejando a un lado mi opinión concreta acerca de ciertas celebrities que se dedican a hablar de Bolsa e inversiones, y que ya hablé en otro post que su forma de hacer dinero no es precisamente invirtiendo con todo el conocimiento que poseen, sino haciendo a otros creer que lo hacen y que les compren cursos milagrosos que lo mismo te quitan las arrugas que te hacen millonario… (Con el mismo porcentaje de efectividad). Voy a la conversación con el señor que trajo el libro en cuestión, donde él me dice que “ese libro dice cosas muy básicas, está claro, pero hay que saberlas si quieres invertir en Bolsa”.
“Vaya”, pensé. Llevo unos añitos trabajando en ella, negociando con brokers y gestoras, academias,.. Pero nunca me he leído ese libro… De forma sonriente le pregunté: “¿Cuáles son esas cosas? ¿Qué broker utilizar y que no te quiera put*ar? ¿No tirar el dinero en cursos de gente que no gana un duro en Bolsa, sino que si ingresa algo es a costa del dinero de los que les vende su infalible curso de Bolsa?”. Estaba intensa para ser las 9 de la mañana, lo reconozco.
A lo que me responde: “Hombre, pues la tendencia, las velas,… Si inviertes algo de dinero es importante, si vas a invertir 100€ pues no tanto, pero…” – le corté, me tuve que reír. “Bueno, hablar de invertir seguido de 100€ en la misma frase… Mejor coger los 100€ para irte a cenar esta noche, que los vas a invertir mejor” – añadí. A todo esto el entrenador estaba doblemente encantado: sufríamos en las repes y encima teníamos jarana.
Mi última pregunta, mientras él seguía poniendo discos y yo, tirillas de mí, ya había parado en mi máximo de 70 kilos para la última serie de peso muerto fue: “Pero, ¿tú inviertes para ganar dinero o para saber decir palabras guays como esas?”. Sobra decir el tono jocoso que nos traíamos todo el rato, que así dicho sueno a dictadora de manual y para nada, estaba entrenando, no en el trabajo.
El colofón fue el mejor: “Hombre, tan mal no me ha ido la verdad” – me dice. Lo mejor de todo es que me da para escribir un nuevo artículo próximamente, ya que terminamos tan machacados que no seguimos la conversación, pero me quedé con ganas de saber qué era eso de “no me ha ido tan mal”. Y, lo mejor, él no sabe a lo que me dedico yo, ni si tengo una empresa de marketing o de costura, por lo que quizás se fue pensando que yo era fan de otra celebrity distinta, como si de dos seguidores de distintos equipos de fútbol se tratase.
En cualquier caso, hay algo que debería estar muy claro: a invertir se aprende invirtiendo, igual que a conducir un coche se aprende conduciendo. Puedes saber más que nadie sobre análisis técnico, velas o soportes, que si después “inviertes” 100€, operas en demo o te metes en un broker pirata, te va a dar igual. Cada cosa con sus consecuencias, pero todas con el mismo resumen: no ganas un duro.