Tuve el placer de asistir hace unas semanas al Gran Premio de Fórmula 1 en el Circuito de Montmeló (Cataluña) y desde luego, ha sido una de las mejores experiencias que he vivido. Aquello pintaba extremadamente bien y no defraudó (al menos no hasta el final). Te cuento:
Llegué el viernes a Barcelona y alquilé un coche, ya que para ir al circuito parecía lo más rápido y cómodo. Ese mismo día no fui al circuito para poder pasear un poquito por la ciudad, que me gusta mucho y, para qué nos vamos a engañar, de Fórmula 2 y 3 no conocía a nadie, así que no pasaba nada por perderme los entrenamientos libres.
El sábado ya sí que fuimos al circuito: se notaba que era nuestra primera vez, nos fuimos sin bocadillos, con el agua sin congelar y yo con una camiseta que llevaba la espalda al aire. Menos mal que ese día era más corto y a las innumerables veces que me eché protección solar de esa que parece yeso (sí, la de 90 y 50 en cara y cuerpo respectivamente), si no… Aunque, hay que destacar que a las tres de la tarde ya se habían quedado sin botellas de agua para vender. Recapitulemos: 50 grados, evento con cientos de miles de personas, casi imposible resguardarte a la sombra y lo que se le acaba a la organización es el agua. SOCORRO.
Bien, pues la cosa no acaba ahí, al salir del circuito el sábado no os imagináis la que se montó con los coches que estaban allí aparcados, pero nada que no pudiésemos solucionar siendo unos brutos y yendo campo a través hasta bajar por una cuesta en la que uno de mis socios se bajó del coche porque no se fiaba que no fuese a volcar (con la excusa de que iba a guiar al conductor) y yo me agarré a la puerta como si eso fuese a servir de algo en caso de voltereta. Lo importante: recortamos una barbaridad de tiempo y salimos por un camino por el que luego nos siguió mucha gente y llegamos a la AP-7 sorprendentemente.
Bueno, la experiencia del sábado estuvo bien, pero el domingo la cosa se complicó, y no lo digo por Leclerc, sino porque esta vez no tuvimos tanta suerte en el parking. Parking por llamarlo de alguna forma, ya que eso es un descampado donde se amontonan todos los coches que van llegando y luego se forma un tapón que nadie dirige, por lo que llegas a estar una hora y media literalmente parado. Sí, has leído bien: una hora y media dentro del coche sin moverte ni un solo centímetro. Y aquí es cuando empiezas a ver menos guay una pedazo carrera como esta, en la que has podido ver adelantamientos brutales, en las que los hinchas de Verstappen te han hecho bailar todo el tiempo y donde te lo has pasado como un niño pequeño.
Porque menuda carrera, sobre todo para ellos, después de adelantar a su compañero, Checo Pérez, volvió a caer posiciones, detrás de Leclerc y Russell, hasta que el primero tuvo que abandonar repentinamente y el segundo no pudo alcanzarle. Cantaban todos al unísono, qué marcha tenían, bestial. Por más que fuesen pasando las vueltas, por más que le adelantasen, ellos no paraban, animaban y cantaban sin cesar.
En resumen, el evento chulísimo, la organización pésima, y eso lo fastidia todo. Y te cuento esto por dos motivos: uno, porque no pierdas la oportunidad de vivir la experiencia si aún no lo has hecho y dos, porque quiero contarte algo que me ha pasado con uno de los bancos que trabajo y que se parece mucho a esto. En otro artículo te contaré toda la historia del susodicho banco, pero para no alargar más ahora, voy a lo importante: al mes de abrir la cuenta de empresa en dicho banco, el gestor por el que habíamos entrado se pira y nos cambian de gestor con lentitud y con varios problemas en el camino: cambio de condiciones en la cuenta, cobros de comisiones abusivas que el otro gestor nos había dicho que jamás se darían, etc. En resumen, ocurrió lo mismo: banco que pintaba genial pero cuya organización ha dejado tanto que desear que hemos tenido que poner las cartas sobre la mesa con ellos.
Por eso, siempre hay que tener varias opciones, no casarte con nadie y tener la posibilidad de encontrar ese camino que aunque parezca una de las cuestas «negras» de ski en Andorra, sepas que puedes tomar para adelantar y evitar perder el tiempo. En este caso, la próxima vez, miraremos muy bien a qué banco enviamos esa transferencia, porque desde luego, a este no va a ser.
Nunca me cansaré de decir lo importante que es la organización, lamento no ser de esas que apelan al ‘Carpe Diem’ y a lo improvisado de la vida, eso lo dejo para ocasiones concretas, porque aunque los planes siempre se pueden torcer, la clave es ir lo más preparado posible. ¿No sabían que iba a ser un evento multitudinario? ¿No contaban con cientos de miles de personas asistiendo al Gran Premio de España?
