Oímos hablar de ella mucho, pero, ¿sabemos realmente qué es? Vamos al súper, compramos lo de siempre y, sorpresa, el total de la cuenta es cada vez más alto; al restaurante, las tiendas,… La temida inflación, esa invitada que nadie quiere en la fiesta, se cuela en nuestros días y parece que está aquí para quedarse un rato más.
Entonces, ¿qué podemos hacer para que no nos ahogue cada fin de mes? No hay varitas mágicas, pero sí hay algunas estrategias que nos pueden ayudar a ahorrar un poco más y, sobre todo, a manejar nuestro dinero de forma más inteligente, porque buscar combatir la inflación sin invertir es como pretender jugar al fútbol sin tocar un balón (imposible, ¿cierto?).
Estrategias de ahorro para plantarle cara a la inflación
Primero aceptemos una cosa: enfrentar la inflación no es algo de lo que vayamos a salir airosos en un par de meses; es más bien una carrera de fondo en la que cada pequeño cambio que hagamos suma y, sobre todo, hay que tomar riesgos para enfrentarla. Hoy vamos a hablar de estrategias centradas en el punto de vista del ahorro, para en los próximos días, pasar a centrarnos más en la inversión (aunque los suscriptores de la Newsletter ya tienen este punto semanalmente).
Ah, y no, no vamos a caer en eso de: no te tomes el café de las mañanas. Tomate un café, dos o tres, pero preocúpate de que tus ahorros se inviertan para luchar de forma efectiva contra la pérdida de poder adquisitivo (o inflación).
1. Revisar nuestros gastos fijos
Empecemos por los gastos fijos. Sabemos que hay ciertos pagos, como el alquiler, las facturas o el seguro del coche, que son difíciles de cambiar, pero no siempre es imposible reducirlos un poco.
Algo tan sencillo como revisar nuestras suscripciones, desde plataformas de streaming hasta servicios de suscripción mensual, puede hacer que ahorremos más de lo que pensamos. ¿De verdad necesitamos todas esas plataformas, o con una o dos nos basta? Otra cosa: negociar con el proveedor de internet o del teléfono puede sonar pesado, pero un par de llamadas y una buena negociación pueden hacernos ahorrar bastante al mes.
2. Planificar la compra de alimentos con estrategia
La compra semanal es una de las áreas donde más se nos va el dinero y, con los precios de los alimentos subiendo, se siente más que nunca. Para evitar sorpresas en caja, hagamos una lista de la compra con lo necesario, y, si podemos, intentemos comprar de forma más estratégica.
Y, claro, siempre que podamos, evitemos caer en esas ofertas tentadoras de productos que en realidad no necesitamos. Puede que ahora sean pocos euros, pero en un año, esa suma de “pocos euros” se convierte en una diferencia notable. Porque a ver si os pensáis que los creadores de campañas de marketing no conocen muy bien cómo nos comportamos y aprovechan ciertos patrones de consumo (Behavioral Economics).
3. Dar uso a lo que ya tenemos en casa
Una estrategia fácil y que no siempre recordamos es sacarle partido a lo que ya tenemos en casa. A veces, en el día a día, olvidamos qué hay en la despensa y acabamos comprando de más o, peor, dejando que se echen a perder algunos alimentos. Hagamos un inventario rápido y planifiquemos comidas usando lo que ya tenemos. No solo vamos a reducir el gasto, sino que también evitaremos desperdiciar.
Sonará a perogrullada, pero creednos, muchas veces compramos cosas por inercia, no por necesidad. Y ojo, los caprichos hay que dárselos, pero con cabeza (como diría Joaquín).
4. Aprovechar las ventajas de los pagos programados y el ahorro automático
Puede sonar un poco contradictorio, pero ahorrar cuando la inflación está alta es posible si lo hacemos con cabeza. Una buena táctica es programar pequeños ahorros automáticos cada mes, una cantidad que no nos afecte demasiado en el día a día, pero que con el tiempo crezca y tenga un rentabilidad adecuada (trabajando ese interés compuesto del que hablamos la semana pasada).
5. Apostar por compras inteligentes y de buena calidad
Es tentador optar siempre por lo más barato, especialmente cuando los precios suben, pero, a veces (casi siempre), lo económico sale caro. Hay productos en los que conviene invertir un poco más si sabemos que nos van a durar mucho más tiempo.
Pensemos en ropa de buena calidad, electrodomésticos que tengan un bajo consumo energético o productos básicos como utensilios de cocina. Apostar por la durabilidad y calidad puede hacernos gastar menos en el largo plazo.
¿Resumen? El ahorro será una herramienta para conseguir luchar contra la inflación
Ahorrar montoncitos en el colchón o la cuenta corriente no ayudará, pero poner esos ahorros a trabajar sí, por eso es tan importante empezar la casa por los cimientos.
Aunque tenemos los tipos bajando y la inflación situándose en la zona deseada por los bancos centrales, lo cierto es que se trata de un fenómeno que siempre afecta a la familias y que, de permanecer quietos (sin mover el dinero) merma nuestro poder adquisitivo de forma silenciosa pero vertiginosa.
Cambiar el chip: pequeños cambios, grandes resultados
La clave para enfrentar la inflación sin perder el rumbo es aprender a valorar cada pequeño cambio. Ajustar la mentalidad y el hábito de pensar en nuestras finanzas como algo más que “gastar menos” nos abre la puerta a ver el dinero de una forma más consciente. Y, aunque no podamos eliminar la inflación de un plumazo (ni se pretende por mucho que algunos economistas lo deseasen), sí podemos adaptarnos a ella de manera inteligente.
Porque al final del día, no se trata solo de sobrevivir a la inflación, sino de aprovechar cualquier oportunidad que tengamos para mejorar nuestra economía diaria. Por eso no nos cansaremos de hacer hincapié en la necesidad de poner el dinero a trabajar, la inflación refleja ese billete que tenemos en la cartera que poco a poco va ardiendo y se consume sin darnos cuenta…
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