El pasado mes de octubre tuvimos el privilegio de asistir al Global Pensions Programme, el evento de referencia internacional que dedica “dos días a debatir todo lo relacionado con las últimas novedades en el mundo de las pensiones”, según Diego Valero, Director Académico del encuentro y Presidente de Novaster. El objetivo era ayudarnos a entender cómo podemos mejorar nuestras decisiones financieras y qué están haciendo los Estados del globo para no llegar a la jubilación con el mismo saldo en la cuenta que al acabar una partida de Monopoly.
Este simposio, que ha reunido a prestigiosos expertos de todo el mundo, entre los que destaca un Premio Nobel de Economía, nos pone frente a algo que, nos parece muy lejano pero que cada día que pasa está más cerca: el futuro. Futuro que debe garantizarse de la mejor forma posible si queremos estar tranquilos.
Con ponencias, debates y muchas cifras, quedó claro que el problema de las pensiones no es exclusivo en el caso de España. El foco fue puesto también en los países de la región de América Latina, donde se analizaron algunos de los procesos que se están llevando a cabo. El elenco de ponentes fue impresionante, pero la realidad preocupante de los datos económicos en las diferentes economías mundiales en este tema no se quedó atrás.
Problemas con las pensiones en España: más agujeros que un queso Gruyère
España, la tierra de la paella, el sol y… Una pirámide poblacional que cada vez está más invertida. Y es que, a medida que hay más personas jubiladas, hay menos trabajadores para sostener el sistema. Y el agujero que está empezando a asomar en España es realmente preocupante como comentaban algunos de los ponentes, ya que la generación del Baby Boom empieza a jubilarse.
El sistema público de pensiones, que se basa en la solidaridad intergeneracional (los jóvenes actuales pagan las pensiones de los mayores), enfrenta un serio problema. Las generaciones que vienen son menos numerosas, y muchas de las que trabajan ahora lo hacen en empleos precarios o temporales. Con este panorama, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que las matemáticas no cuadran.
¿La solución? Ahorrar más, diversificar ingresos para la jubilación y ser realistas sobre lo que podemos esperar del sistema público. Es aquí donde algunas de las ponencias, como la del destacado economista y Premio Nobel Robert Merton hablaban de buscar alternativas y ponían de ejemplo las hipotecas inversas entre otros temas.
América Latina y los sistemas de pensiones: un laberinto sin GPS
En el otro lado del charco, la situación tampoco está para tirar cohetes. En muchos países de América Latina, los sistemas de pensiones son un reflejo de sus economías: desiguales, fragmentados y, a menudo, insuficientes.
Por un lado, tenemos países que han adoptado sistemas privados de capitalización individual y otros que mantienen esquemas públicos. Pero el problema de fondo es similar a otro de los factores que también existe en España: la informalidad laboral. En la región, una gran parte de la población trabaja sin acceso a beneficios sociales o contributivos. Es decir, no cotizan, no ahorran para su retiro y, cuando llega la hora de jubilarse, la pensión que reciben (si es que la reciben) no alcanza ni para un mes de Netflix.
En el Global Pensions Programme, quedó claro que aquí hace falta algo más que parches: se necesitan reformas profundas que combinen lo público y lo privado, incentiven el ahorro y enfrenten la informalidad con valentía.
La economía informal: el agujero negro de las pensiones
En todo el mundo, pero especialmente en economías emergentes y en la mencionada región de América Latina, millones de personas trabajan en la economía informal. Desde vendedores ambulantes hasta freelancers, estos trabajadores no están dentro de los sistemas contributivos tradicionales.
Esto no solo crea desigualdad en el presente, sino que nos garantiza problemas a largo plazo. Aunque parezca increíble, la vida sigue después de los 65, y los gastos no desaparecen por arte de magia.
¿Qué hacemos con este sector que queda fuera del sistema? Incentivar la formalización es un buen punto de partida, pero también necesitamos soluciones creativas: esquemas de ahorro flexibles, programas de contribución voluntaria y, sobre todo, Educación Financiera. Por ello, algunos de los ponentes de los gobiernos e instituciones de Brasil, México y Costa Rica comentaron algunas de las medidas que están llevando a cabo para reducir este problema.
La Economía Conductual como punto de apoyo
Es curioso cómo ahorrar es una de esas cosas que todos sabemos que deberíamos hacer, pero que terminamos dejando “para mañana”. El problema es que, mientras tanto, el tiempo pasa y el interés compuesto, ese truco mágico que multiplica nuestros ahorros si empezamos pronto, se nos escapa entre los dedos.
En el evento quedó claro que la Educación Financiera es una necesidad. Independientemente del sistema en el que vivamos, el Profesor Meir Statman, de la Universidad de Santa Clara en California, destacó la labor que la Economía del Comportamiento tiene (y debe tener) en el desarrollo y mejora de esta cuestión.
¿Qué hacemos entonces?
La conclusión principal del simposio fue clara: necesitamos actuar ya. No podemos seguir ignorando el problema de las pensiones como si fuera un vecino ruidoso que pensamos que se mudará pronto. La planificación es clave, y eso incluye ahorrar más, diversificar nuestras fuentes de ingresos y exigir políticas públicas que sean efectivas.
Además, necesitamos empezar a ver las pensiones no como algo que nos cae del cielo, sino como algo que construimos poco a poco. Y aunque a veces sea incómodo hablar de estos temas, es mucho peor no hacerlo. Porque, al final del día, nuestra salud financiera en la vejez depende de las decisiones que tomemos hoy. Por no hablar de las dificultades que encontrarán las generaciones futuras con solo el pago de los intereses de la deuda que quedará en los Estados en los que ese pago de pensiones (entre otras cosas) está creando un agujero enorme en su PIB…
Así que, ¿nos ponemos manos a la obra o esperamos a que nos rescate un sistema que ya no puede con lo que tiene? La respuesta es obvia. Por eso en la Newsletter de EPA te contamos todo lo necesario para aprender a tener una buena Educación Financiera