Maquiavelo tenía razón y es que “el fin justifica los medios”, al menos en lo que quiero contarte hoy. Lee un poco más antes de pensar demasiado mal de mí (puede ser peor de lo que te imaginas). El fin del que quiero hablarte aquí es sencillo: tener una economía saneada – aunque, para eso, quizás, los medios que te voy a contar sobrepasan las líneas éticas de algunas personas…
Ahora es cuando debería aparecer la frase de: “Atención, este artículo no es apto para todos los públicos”. Así que antes de contarte por qué apoyo las palabras del escritor italiano, advierto: no voy a hablar de drogas ni sexo ni alcohol (al menos no en este artículo). Pero no es apto para todos los públicos porque puede herir la sensibilidad de los que adoran ver cómo día a día su dinero vale menos (gracias, entre otras cosas, al nivel de inflación que tenemos).
Advertencias a un lado, te explico lo que te quiero contar aquí: voy a hablarte de los medios que puedes utilizar para tener una economía saneada, porque aparte de gustarme trabajar con los brokers, hay algo que me gusta mucho más, y es que sea mi dinero el que trabaja. Y aunque todo lo que te voy a decir no supone ningún consejo de inversión, porque sabes que está prohibido y porque… ¿Quién soy yo para recomendar nada? “Consejos vendo que para mí no tengo” dicen… Quiero que entiendas la importancia de diversificar y no poner todos los huevos en la misma cesta.
Si llevas tiempo suscrito a la Newsletter semanal, te sonará alguna de las cosas que voy a contar y sobre todo, se te vendrá a la mente una frase a la que recurro con mucha asiduidad: “Dinero en movimiento, dinero contento”. Y las formas de moverlo difieren mucho, de cómo es la persona, de qué situación está viviendo, de qué cantidad puede destinar a invertir, etc.
La clave es que el fin, en este caso, siempre justifica los medios, o lo que es lo mismo, querer tener una economía personal buena siempre justifica la diversificación en productos de inversión o no que podamos realizar. Y esos movimientos pueden ser de varias formas, véase:
1. Dinero que llevo a montar a las atracciones más cañeras de la Warner: aquí entra la inversión en Bolsa, la más atrevida y arriesgada, sobre todo si no sabes utilizar las medidas de seguridad que hay a tu alcance. Existen herramientas de gestión del riesgo que ayudan a que tu viaje en la montaña rusa sea lo más seguro posible. Eso sí, si mides menos de 1,50cm sabes que no puedes subir (es decir, si el solo pensar en perder ese dinero te hace entrar en pánico o te costaría la tranquilidad de llegar a final de mes, olvídate).
Por supuesto que puedes perder dinero, en esta atracción y en muchas otras, pero lo importante es que no entres a una sin cinturón de seguridad. Si entras a un broker no regulado o no confiable te dará igual el movimiento que tenga tu dinero. A encontrar ese buen broker te ayudo yo.
2. Dinero que llevo al parque de atracciones en versión light: seguro que te suena la atracción de tazas de café que giran a la velocidad del caracol más rápido que hayas visto jamás. Esto haría referencia a las inversiones que puedes realizar en carteras gestionadas o en fondos de inversión.
Aunque dependerá del nivel de riesgo de cartera que elijas (más o menos moderado), aquí puedes invertir de forma distinta, una gestión pasiva en la que, mensualmente, destines una cantidad de dinero fija a esa cartera (cuentas administradas por un gestor/sistema con licencia en la que hay una especie de trivial o quesitos, ya que el gestor/sistema decide en qué proporción invierte en distintos productos, todos dentro de la misma cartera).
3. Dinero que llevo al gimnasio de mi barrio: sin suplementos ni dieta, lo llevo porque se lo pasa bien y le sirve de excusa para comerse una hamburguesa (hablo de mí, con él me refiero a comprar algún capricho). Este es el dinero que llevo a una cuenta de efectivo u otra en función de si ofrece algún tipo de rentabilidad. Sí, por supuesto que también se debe tener dinero ahorrado, y si puede ser en cuentas bancarias que ofrezcan algo de rentabilidad mejor que mejor.
El más sonado ahora es MyInvestor, desde principio de febrero de 2023 ha sacado una promoción interesante (en comparación con lo demás) por la que te remunera un 2% el saldo de efectivo que tengas hasta un máximo de 50.000€, sin condiciones de verdad (ni recibos a domiciliar, ni nóminas,…).
Eso sí, si quieres mantener el 2% el segundo año deberás invertir en alguno de sus productos, y si no, te seguirá remunerando pero al 0,3%. Si quieres más info pregúntame, que no trabajo con ellos, pero si pones un código de “amigo” nos dan 20€ a cada uno. ¿Tontería? Sí, pero es lo que tiene el dinero que va al gimnasio, no puedes exigirle mucho más.
4. Dinero que llevo a los columpios del parque: este es del que no te acuerdas pero siempre está ahí, como esa plaza de garaje que has puesto en alquiler. Un ingreso recurrente de esos que dicen los modernos, o ingreso pasivo, uséase, yo no hago nada pero cobro. Touché: ya hice comprándola o viendo la oportunidad de negocio. Siempre y cuando no me suponga un palo ni un esfuerzo, no sufriré si justo no hay nadie para empujarla a dar rentabilidad.
En resumen, existen diferentes formas de llevar a cabo una economía sana moviendo el dinero de varias formas y no moviéndolo de otras como: endeudarme sin respaldo alguno, pedir préstamos para irme de vacaciones o comprarle un regalo a mi pareja, etc.
Al final, para mí, el fin aquí sí justifica los medios, siempre y cuando estos tengan la lógica de mi propia economía, no la del vecino. Eso de “lo que es bueno para mí no tiene por qué serlo para ti” es otra verdad como un templo, igual que lo de “dinero en movimiento, dinero contento”, aunque esta frase no la dijera Maquiavelo.
Hacer un buen plan para ver cómo puedes mover tu dinero es importante. Si no, siempre puedes apuntarte a la Newsletter y aprender más todas las semanas sobre cómo otros lo hacen.
Nunca metas todos los huevos en la misma cesta (que se puede romper).